No
alcanzo a distinguir los motivos, las causas. Últimamente lloro, me desmonto
por dentro. Es algo que no logro controlar. Quizás quiera recuperar algo que ya
no existe. Igual son palabras amontonadas en algún rincón, incapaces de
abandonar mi mente. Un tumor invisible, inexistente, que se convierte en nudo y
oprime mi pecho.
Versos con forma de taladro.
Pena
convertida en vaso de tubo.
Gotas saladas que cierran las puertas de mi
estómago y me obligan a pensar en mi muerte. Ya sé que suena triste, pero es que
una parte de mí es triste, ¿acaso no me conoces? Me alimento de melancolía, la
digiero y luego la excreto contra el papel en forma de basura emocional. Así
funciona esto. A unos les hace daño lo que digo, otros se sienten identificados, los
aludidos me señalan y la gran mayoría me ignora.
«Conocemos al escritor, sí, pero no hemos
leído nada suyo».
Todo lo causa el amor.
Amores que se enquistan. Amores que tienen
la obligación de desandar el camino y volver al punto de partida. Amores
eternos incapaces de morir en el intento. Amores que convierten el día a día en
un mar de emociones brillantes y hermosas. Amores de hielo que ni la estrella
más potente logra descongelar. Amores convertidos en asco y pena.
Si no fuera por el amor estaría ahogado en
un océano de lágrimas. Lloraría durante todo el día. Habría muerto. Necesito el
amor en todas sus variables.
Párrafos de agua salada en los que me hundo.
Lagrimales secos, cristalizados.
Recuerdos de una vida que jamás volverá a
ser igual. Fotogramas pasados. Diapositivas que me convierten en falso
moribundo. «Solo es una mala racha», me digo una y otra vez. Pero no es verdad.
La ansiedad está presente. Me persigue, me aísla, me tortura. «¿Ya te has ido?»,
le pregunto; y ella responde con una punzada en el pecho.
Solo hay que olvidarla para que deje de
existir.
Geniales letras Dany. De una sinceridad rotunda y cierta. Fuerte abrazo querido amigo.
ResponderEliminarUn besazo muy grande.
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